Friday, May 13, 2005

Nunca llueve a gusto de todos

Un amigo acaba de enviarme un correo:

he leido tus post. unos mas faciles que otros. pero me he metido en
fuckowski y me ha encantado, divertido y real.


Ese pero me ha matado, por cierto.

Hace poco el Sr. Fuckowski tuvo la amabilidad de dejar un par de comentarios en mi blog, cita del prólogo de Rebelión en la granja incluida. A propósito de su último comentario, no puedo evitar estar de acuerdo con él: todos no sólo somos distintos, sino que además estamos en nuestro derecho de creer que la estupidez de algunos que nos rodean hacen de este mundo un lugar en el que es difícil creer. Los que escucharon el otro día el debate del estado de la nación supongo que estarán de acuerdo conmigo.

Pero mi argumento inicial en contra iba del respeto a otros. Pondré una parábola, que a Jesús le iban divinamente. Un hombre poderoso tenía un amigo de la infancia que trabajaba en las canteras. Un día, la mujer del hombre enfermó y el hombre fue corriendo a la casa del médico y le dijo: "mi mujer está enferma, venga conmigo a ayudarla". El médico le respondió que en ese momento iba a dirigirse a las canteras a hacer su visita diaria. Pero el hombre insistió diciendo: "en las canteras no sabemos si hay alguien enfermo o no. Pero mi mujer puede que no se salve si usted no la ayuda inmediatamente". Y viendo verdad en sus palabras, el médico se dirigió a casa del hombre, trató a la mujer, y acto seguido se dirigió a las canteras. Cuando llegó se enteró de que una viga había aplastado la pierna a un trabajador esa misma mañana, y debido al retraso del médico la gangrena había hecho que el trabajador empeorase hasta encontrarse en un estado de muerte segura. Cuando un colega del trabajador le preguntó por qué había llegado tarde, el médico le contó lo sucedido. En ese mismo momento, el colega comprendió que el hombre poderoso resultó ser su amigo de la infancia, y que por culpa de su influencia su compañero había muerto. En ese instante maldijo el poder que su amigo había acumulado.

Por muy gilipollas que seamos creo que como decía aquella película de Summers, to er mundo e güeno. El problema viene en cuanto nos hacemos con un poco de influencia. Copiamos en los exámenes porque tenemos amigos que nos soplan. O porque somos más fuertes y les amenazamos o les tachamos de imbéciles si no nos soplan. ¿Pero quién te crees que eres, gafillas? ¿Por qué no me has dicho nada en el examen? Tú lo que pasa es que te crees muy listo, ¿verdad? Para el que no tenga influencia en su destino, que en la sociedad actual eso viene a significar que no tiene dinero, poca influencia puede tener en la vida de los otros. Influencia en el sentido de amargarle la vida a alguien. Nadie va a pensar mal de ti si tienes que caminar 2 kilómetros cada día por ahorrarte el billete de autobús. A lo sumo pensarán que eres un perdedor.

Pero pardillos aparte, ¿quienes son los auténticos estúpidos? ¿Los que mejor no habrían nacido? Generalmente son tus jefes. Gente que por azares del destino tienen poder sobre ti. O les va mejor que a ti, y se creen que son mucho más que tú.

Hasta aquí no sé cuántos estaréis de acuerdo conmigo en que esto es un arma de doble filo. Por uno lado esa gente simplemente ha jugado sus cartas y les ha sonreido el destino. Poneos en su lugar. Sois un jefe de proyecto y os viene el recomendado --que acaba de entrar en el proyecto-- a deciros que el sistema actual es una mierda por esto y por lo otro, y que perl no es la solución porque no es realmente orientado a objetos y que python le da mil vueltas. No importa cuánta razón tenga el susodicho, o cuán diestro sea programando. No se puede llegar y tirar algo que otra gente, incluído , habéis estado construyendo.

Como siempre me estoy liando yo solo, procuraré explicarme mejor con otro ejemplo. Esta vez sois un empleado freelance y vuestro jefe simplemente os chulea con largas, cantidades apalabradas que luego se pasa por el forro y trabajos extra que hay que entregar para mañana. Acabáis hasta los cojones y claro, como resultado ese jefe es un gilipollas.

Ahora bien, entre estos dos ejemplos hay un universo gris que sólo la comunicación y la buena voluntad pueden esclarecer. Y es ahí donde entra el respeto. Vamos, los culebrones y los buenos animes juegan siempre con eso: te plantean un enemigo malo malo, luego mientras el prota lucha con él te das cuenta que en realidad el malo sólo quiere hacerlo a su modo pero en el fondo más que culpa suya es que le han dibujado así y al final acaban siendo amigos.

Cómo reza el título de este post nunca llueve a gusto de todos. Y en nuestro pequeño mundo los que nos hacen daño sin enterarse (o sin importarles, "con su estupidez", que dirían otros) son los primeros candidatos a ser odiados.

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