Tuesday, May 10, 2005

Ni guerra entre pueblos, ni paz entre clases

Recuerdo con cariño las rivalidades que había entre las clases de mi colegio. La A siempre se picaba con la B, la C con la D y nosotros, la E, eramos enemigos naturales de la F. Nos venía de antes, nuestros mayores ya habían heredado la contienda y nosotros simplemente la aceptamos. Cosas de críos, pero bien que me alegraba cuando les ganábamos al basket. Y si a alguien de la F le pillaban haciendo algo malo sonreíamos mirándonos mientras pensábamos "claro, es que es de la F".

Por otro lado, los diferentes cursos no intervenían entre sí más que para algún ocasional abuso por parte de un particular. Nada que un chaval listo y sus amigos no pudan evitar.

Este esquema de competitividad y paz aparece desde el momento en el que el colectivo se hace demasiado grande y por lo tanto diverso. Es el Dios los crea y ellos se juntan: los que pueden permitirse moto, paga y salir hasta las 12, los jugadores de rol, los de familia bien sin dotes para la gimnasia... está en nuestra naturaleza no sólo ver (buscar más bien) diferencias entre los que nos rodean sino sentirnos a nuestra vez diferentes.

Muy bien Álvaro, es muy interesante esto que me cuentas. ¿A dónde quieres llegar? Pues a ningún sitio. Me había parado en www.liberalismo.org un rato a leer sobre Allende y con aquello de que el hombrecillo era de izquierdas, me puse a pensar cómo pudo haber sido su infancia. No es que piense que los mayores le pegaban, aunque no me hubiese extrañado que lo sintiese de esa forma con respecto a Estados Unidos. La clásica excusa latina de "somos pobres porque los ricos viven a nuestra costa". Y el chaval se curró un discurso de liberar a la clase trabajadora del país a través del comunismo, bla bla... Sobre el papel todo precioso. Casi tanto como crear objetos COM en haskell y llamarlos desde java. Pero claro, hay a quien se le da mejor y a quien se le da peor, y una cosa es cagarla como coordinador de un SIG de la ACM y otra cargarse un país en tres años.

liberalismo.org: El trienio marxista chileno: "Por otra parte, como advirtió el economista francés J. B. Say hace dos siglos: 'la producción se adquiere con producción'. La 'extensión de los mercados' se amplía creando riqueza, no confiscándola. Es la producción, y no el consumo o la 'redistribución', la que genera las rentas y, por tanto, el poder de compra."


Y eso es todo. Esta fue otra reflexión ligera sobre los supervillanos de los que el mundo se ha librado. Claro que en este caso la segunda parte no fue mejor que digamos.

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