He perdido la cuenta de las veces que he estornudado hoy. Llevamos unos días de frío en los que volver a casa supone una barrera sicológica que hay que superar; o debería decir barrera física, ni más ni menos que el aire acondicionado no rula, ponerse mantas encima "parece que no funciona"(TM) y la alfombra eléctrica que tengo no puede hacer milagros. A pesar de que hace unos días recogí una estufa que encontré en la basura (gracias a mi colega Bas) y que está nueva, no pude recargarla de queroseno hasta ayer. Por fin pude conciliar el sueño pero parece que un poco tarde porque con olor a queroseno y todo, el virus ya se ha apoderado de mí.
Toca un fin de semana tranqui, afortunadamente no tengo planes salvajes excepto mi clase de español con las ancianitas esta tarde después del trabajo (uau!)
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